Construida a finales del siglo XVIII, Bien de Interés Cultural en la Categoría de Monumento, dota a este pueblo de monumentalidad pero sin romper su estética. Su forma exterior es robusta y sencilla, encalándose su fachada año tras año. Está realizada en mampostería y consta de tres puertas en su fachada: la puerta grande o principal, la puerta del sol y la de la enfermería.

Es una de las construcciones con más sabor y encanto popular de Extremadura. Su graderío es completamente macizo. Conserva en la parte de sol su estructura original, formada por asientos revestidos de pizarra y ladrillo configurando un espacio de gran belleza y aspecto rustico. El ruedo, con sus 40 metros de diámetro, viste desde el año 2000 un callejón de madera que protege los antiguos burladeros, ocupa una superficie de 2300 m2. Su aforo es de 2000 espectadores aproximadamente.

En el año 1785 se prohíben correr toros en las calles y lugares públicos, lo que supone la desaparición de muchos de estos festejos. Esta ley tenía una excepción, la de aquellos espectáculos que dedicaban los ingresos a limosnas o a culto, como era el caso de Cabeza la Vaca. Se inicia en estas fechas la construcción de la actual plaza de toros, como lugar que pudiese proporcionar mayor seguridad a los espectadores y lidiadores. De esta forma, la plaza se construye con las aportaciones voluntarias y el trabajo de los cabezalavaqueños, levantándose así un coso taurino donde poder disfrutar de las aficiones más añejas.

Ubicación

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