Rollo o picota que preside la plaza del pueblo y que data de principios del siglo XVII.
De destacado valor por tratarse de la única de su especie que perdura en la Baja Extremadura, y de mucho mayor tamaño que las que se conservan por otras partes de la mitad norte de la región. Concedido por Felipe II en 1594, la pieza indica el carácter de Villa y su derecho a ejercer justicia según fuero propio.
Como testimonio del deseo del rey, se construye en el año 1600. Morfológicamente se trata de un fuste cilíndrico de granito, sobre triple grada, con remate bulboso, del que se proyectan cuatro brazos, coronado por una cruz, igualmente de granito, la cual ha dado nombre al monumento.